¿Has visto al amor de mi vida?

La gama de tonalidades, tan amplia como imagines. Mi maldad de chichinabo ha resultado apenas vengativa, no tendréis constancia de un ataque por mi parte sin que medie provocación. Un ligero sadismo sexual natural que no he podido desarrollar en aras de ser un puto caballero y a ver si alguna puede decir que la forcé, haciendo honor a la verdad, claro. Recuerdo cuatro trances de violación curiosamente semejantes. Las cuatro afirmaron llevar mucho tiempo sin una relación meramente sexual. Desnudas, ya en la cama, yo con la potencia saliéndome por las orejas y tatatachán: castración. No sé qué es peor, dos de ellas consintieron unos breves envistes, las otras dos frustraron en el momento justo antes de penetrar, no quieras saber lo que es eso. Por fortuna, mi razón no me ha fallado en estos trances y he visto claro que me pondría a los pies de las yeguas. El asunto es como sigue, en tal situación y dicen que polla dura no cree en dios, el instinto está claro hacia donde empuja pero co

 llave el orgullo humano a pesar de nosotros mismos la llave, la clave